20 junio, 2007

Amado tricornio

A mí, eso de que los guardias civiles pasen desde la «pareja caminera» a la «pareja de hecho» me pilla viejo, pero resignado. Hoy son esos civiles de Mallorca, pero yo he visto ya salir del armario perdiendo aceite a chorros a coroneles, a párrocos, a maestros y a ministros. Una «pareja de hecho» de la Guardia Civil, los números Dorado y Cruz, alcanzaron celebridad con motivo de la instrucción del «caso Lasa y Zabala». El benemérito Cruz, cuando se separó de su novio, se encontraba muy solo y tenía que dormir con un osito de peluche. Así que este nuevo episodio mallorquín de monfloritas civilones llueve sobre mojado y uno tiene ya una cierta preparación para ir recibiendo esta clase de noticias. Dentro de poco, eso estará en «Tómbola» y en el couché, como la boda de Sara Montiel o la investigación de las supuestas manuelas de esa chica de Gran Hermano al novio de la otra. Como decía César González-Ruano, aquí cada cual hace con la suya lo que le peta.

Confieso que estoy todavía en lo que decía don Ramón María del Valle-Inclán, y ya es tarde para que rectifique mi conducta sexual, de modo que moriré sin comprender el amor de los efebos ni la música de ese teutón que llaman Wagner. Recuerdo que una vez que cité aquí mismo esa frase de don Ramón María, escribió al Director una señora que me recriminaba lo de Wagner y no decía nada de los efebos. Pero recuerdo que en una ocasión en que Cela confesó que no le gustaba tomar por retambufa, se le encocoró Terenci Moix, divertido y admirable escritor también salido del armario, y le dejó como si hubiese logrado agarrarlo por su cuenta. Jerónimo Saavedra es una persona inteligente, fina, educada e ingeniosa, que fue ministro socialista y a pesar de ello, de trato exquisito, y que también le dio por salir del armario.

Por otra parte, parece ser que esas aficiones nada tienen que ver con el valor y aún con la fiereza de quien las disfruta. Ahí está el ejemplo clásico de Aquiles, el de los pies ligeros, y Patroclo, su amigo íntimo e inseparable. Cuando a Aquiles le mataron a Patroclo, no se puso a dormir con un osito de peluche, sino que buscó con denuedo y temeridad a Héctor y le hizo pagar la muerte de su novio. A veces, aunque sólo sea a veces, la bravura y la valentía no dependen del machismo, y hay casos en que los monfloritas dan de ello pruebas sublimes.

Y si los chicos se aman tiernamente, ¿por qué no han de vivir juntos? Sería una crueldad mantenerlos separados, el uno en un pueblo y el otro en el pueblo vecino. Yo no lo comprendo, pero tampoco comprendo lo que escribe Javier Tusell y vivo tan felizmente. Hombre, lo malo es que te sacudan por retaguardia sin quererlo, que es lo que hacen en algunas cárceles, según dicen. Es famosa aquella denuncia de un sodomizado por la fuerza y en descampado: «Y al grito de hala, venga, a endiñarle, arremetieron contra el que suscribe, y tras postergarle, huyeron por los montes». Por lo demás, a mí, como si se la hacen astillas.

ABC. 31 de noviembre de 2002

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