20 junio, 2007

Las grietas del PSOE

NO es que haya dimitido nadie. Eso no. Aquí, de dimitir, nada. La política en las Batuecas es como el coro de doctores en «El rey que rabió». Todo menos dimitir. Ya ven ustedes. Pedían a Marisa Paredes la dimisión de la presidencia de la Academia de Cine, «de las epidemias..., de las Academias, líbranos, señor», pedía a don Quijote el ingenuo de Rubén Darío, y decían que estaba a punto de caramelo la dimisión de Joan Gaspart. Este apasionado culé ha motivado hasta la intervención de la Generalitat, que no en vano el Barcelona es algo más que un club, es el buque insignia del nacionalismo futbolístico. Pero no. Ni la una ni el otro.

A Marisa Paredes, cosas veredes, le han dicho muchos: «Marisa, que te quedes», y ella, pues se queda. Natural. A Joan Gaspart no le han dicho que se quede ni sus vicepresidentes, sólo algunos miembros muy allegados de su familia. Y sin embargo, Joan Gaspart tampoco ha dimitido. Al menos, en los momentos previos a la reunión de la Junta Directiva de ayer, que es cuando yo escribo estas líneas, no se ha anunciado su dimisión, y ahora predicen que a lo mejor convoca elecciones para junio. O sea, lo que se llama una larga cambiada. Quizá este fanático predador del Barça, espera un milagro de san Cugat, o sea, san Cucufate, y que el club culé se alce con la Copa de Europa, y en ese caso, pelillos a la mar.

No hay dimisiones, pero el PSOE tiene grietas. Vamos a ver. Francisco Vázquez, alcalde socialista de La Coruña (él escribe siempre «La Coruña» cuando lo hace en castellano), más aplaudido que el de Zalamea en estos días, se pone al lado de Fraga y dice que don Manuel está cargando con chapapote «que no es suyo» con la consiguiente desesperación del socialismo gallego oficial.

José Bono, a quien el socialismo no le ha obnubilado su listeza de ardilla política, se alinea con la tesis del PP acerca de la igualdad de las pensiones no contributivas en todas las Comunidades, y eso es como decirle a Manolo Chaves que tome nísperos.


Y Javier Solana, que fue ministro con Felipe González, después secretario general de aquella OTAN (de entrada, no, pero de salida tampoco), y mister PESC en la Desunión Europea, declara que los informes de Colin Powell son muy sólidos, irrefutables o así, y que adelante con los faroles, o sea, con la guerra. Pues si esto no son grietas, que venga el Nautilus y que lo vea.
Y por si todo esto no bastara, ahí tienen ustedes El País, qué país, Miquelarena, qué país, cuya entera pacifista se resquebraja y empieza a corregir el rumbo de sus editoriales, a virar hacia Norteamérica y hacia el cowboy, que ya no le hace tantos ascos a Bush y a la guerra, y que le deja a su hermana de leche, de mala leche, la Ser, la misión del pacifismo contemplativo a ultranza. Cosas veredes, Marisa Paredes. En cambio, Felipe González dice que está con Zapatero, no al cien por cien, sino al 120 por cien. ¡Toma ya! ¿Y qué hacemos con ese veinte por ciento que sobra?


ABC. 8 de febrero de 2003

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