21 junio, 2007

Milonga en negro

ESTO está poniéndose negro como en la milonga de Borges y como el campeón negro del Barça, que le llama «cabrón» al blanco, o sea, al merengue, por seis veces seis, y chillando por el micrófono, encima de ganarle la Liga. Parecía que el negrito hubiese ganado la guerra al «apartheid». A Luis Aragonés lo querían empitonar por haberle llamado negro al negro. Le dijo al blanco: «Anule usted al negro» y se armó la milonga de los dos negros en el túnel. Lo que le sucede a Eto´o, el negrito del Barça, es que es el negro que tenía el alma blanca.

Esto de la política, que es a lo que voy, está poniéndose negro, negro casi como el fútbol. Se queda lejos la «Balada de los dos abuelos» de Nicolás Guillén, uno blanco y otro negro, y el «Casi son» de Rafael Alberti, ¿recuerdan?, «negro, da la mano al blanco; blanco, da la mano al negro». Aquí, eso de dar la mano lo dice Zapatero. Se la ofrece a Rajoy, hombre blanco, y se la da por detrás a los etarras, asesinos negros.

Los etarras no aceptan a Atucha de presidente del Parlamento vasco. Y eso que no quiso echar a los batasunos de sus escaños y le hizo un corte de mangas al Tribunal Supremo. Negros estarían los jueces. Lo de elegir presidente se ha puesto de castaño oscuro, prácticamente negro. Los dos candidatos, peneuvista uno y socialista el otro, como los abuelos, blanco y negro, de Nicolás Guillén, empatan una vez y otra vez a 33 votos, y los nueve votos de los etarras se quedan mirando el empate muertos de risa. Tendrán que desempatar a penaltis, digo yo.

Uno que se ha puesto negro es Pepiño Blanco, que la política tiene estas paradojas. Pasa del blanco al rojo y del rojo al negro. Los catalanes de Carod lo hacen más complejo. Pasan del rojo al amarillo, del amarillo al morado y del morado al negro. Pepiño Blanco Rojo y Negro ha dicho que los peperos no quieren colaborar en la lucha antiterrorista, que eso sí que tiene gracia. Seguramente lo dijo porque no han votado la moción para negociar con ETA, pero al mismo tiempo Zapatero no ha condenado las cuatro bombas de Guipúzcoa, y nadie le ha dicho a Otegui que los policías seguirán deteniendo etarras, los jueces seguirán juzgándolos y, de momento, Batasuna permanecerá en el pozo. Pozo negro, por supuesto.

La vicepresidenta del Gobierno también debe de estar negra. La tienen negra las cosas que dice Zaplana. De repente, María Teresa Fernández de la Vega (no logro recordar de qué me suena a mí ese apellido) se ha levantado el moño, ha puesto los brazos en jarras, se deja deslizar por lo trágico y apocalíptico, se pone farruca y flamenca y les dice a los populares que tienen «la mente obtusa y el corazón emponzoñado». Lo de la mente obtusa entra dentro del reproche político o del escolar, pero lo del «corazón emponzoñado» es una querella de amor. Eso se le dice a un burlador o a una amante peliforra. También podría haberles dicho María Teresa a los peperos que tienen el «corazón negro». Esperemos, queridos lectores, que no terminemos todos friéndonos en una negra sartén.

ABC. 19 de mayo de 2005

Etiquetas: , ,