20 junio, 2007

Más nueces

EN Irak no ha empezado todavía la guerra de Bush. Pero aquí, en España, sigue la guerra de Arzallus, este rayo que no cesa y que parecía haberse tomado un descanso. Los estalinistas de la banda etarra han vuelto a agitar el árbol para que Arzallus recoja las nueces. El jefe de la Policía municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua, ha pagado con su vida el hecho de pertenecer a «Basta ya», el hecho de decir «No a la guerra» de aquí, no a la guerra de su pueblo, que es el nuestro, y permanece en este momento clínicamente muerto después de haber sido tiroteado por unos pistoleros del comando Donosti.

No parece sino que este crimen, después de unos días de respiro sin bombas ni disparos, haya venido a dejar en ridículo esas protestas, airadas en unos y afligidas en otros, pidiendo paz para las tierras donde se prepara la guerra contra los pacíficos, contra la civilización, contra los países que viven en democracia y contra los hombres que viven en libertad. Esta tarde quisiera ver gritar contra los etarras y sus cómplices por las calles de Madrid a Javier Bardem y quisiera ver gimotear con la mejor técnica interpretativa a Pilar Bardem y a todos esos Bardem que viven angustiados por lo que pueda sucederles a Sadam Husein y a sus generales de bigotes clónicos. El tiroteo y seguramente la muerte de un español vasco llamado Joseba Pagazaurtundua no se le puede achacar a Bush. Políticamente, no interesa.

Ya sé, ya sé. La consigna es esta: «No a la guerra» y «No a Sadam». Y a lo mejor, ahora añaden «No al terrorismo». Pero que expliquen cómo se logra todo eso a un tiempo. Cuando Sadam invadió Kuwait o cuando masacraba a sus propios paisanos iraquíes con armas de exterminio masivo, ¿cómo lograr estar contra él y al mismo tiempo contra la guerra? ¿Utilizando pegatinas, pancartas, gritos, palomas y lágrimas de actor? En este mundo de hoy, ¿quién viene con bombas, con armas, con la ambición y la prepotencia que engendran las dictaduras militares? ¿Quién viene sobre nosotros con los instrumentos imprevisibles del terror, con los suicidas embutidos de explosivos? ¿Quién anda por ahí con la pistola del tiro por la espalda o con la bomba contra los indefensos?

Ayer, Eduardo Haro Tecglen, conocido como la Momia, el que escribió en «Informaciones» un 20 de noviembre aquello de «se nos murió un capitán pero Dios misericordioso nos envió a Francisco Franco, y hoy sobre la tumba de José Antonio», etcétera, hablaba desde el nicho donde le tiene Polanco de los actores de camiseta y eslogan, y decía que son los mismos que en las postrimerías del franquismo hicieron una huelga de protesta. Y añadía que un presidente del Sindicato del Espectáculo que hoy escribe en ABC, o sea, yo mismo, llamó a la policía contra ellos. No cita mi nombre. Dispara con vileza, cobardía y también por la espalda. No es verdad. Viven los protagonistas de aquello. Miente el bellaco. Miente por mitad de la barba. Naturalmente, en «El País». ¿Dónde si no?

ABC. 9 de febrero de 2003

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