A vueltas con la «extratégia»
ES lógico que a don José Luis Rodríguez Zapatero, licenciado en Derecho y presidente del Gobierno, no le haya hecho gracia alguna que le pillen una falta de ortografía de esas que llaman garrafales. Un lector de ABC cazó la equis de su «extratégia» y lo denunció en «Carta al Director», y para mayor regocijo del gentío descubrí yo el acento en la segunda «e» de la palabra, un acento hermosísimo, indisimulable, que caía como una jabalina sobre el lomo curvo de la letra, y escribí sobre todo ello un artículo cachondo alrededor de la «extratégia» de Zapatero.
La palabra en cuestión estaba escrita de puño del señor letrado en leyes y presidente del Gobierno, de modo que no había manera de esconder el yerro o de echarle las culpas al teclista, al cajista o al linotipista, que es lo que hacemos periodistas y escritores cuando nos ocurre una desgracia semejante. En Moncloa intentaron remediar el desliz ortográfico del jefe, y acudieron a tapar el trasero presidencial, que había quedado a la intemperie. O sea, que desde el punto de vista ortográfico Zapatero posaba ante el público con el culo al aire.
Llamaron desde allí a Federico Jiménez Losantos, que había comentado el caso, y le contaron no sé que historieta de gnomos y enanitos, duendes de tinta roja que hacen bailar a las letras retratadas y otras coplas de Calaínos. Pues no, señor. Bajo la lupa, en la hoja escrita por el puño de Zapatero, aparece la palabra «extratégia» clara, precisa, oronda e inequívoca. La equis de la culpa es una señora equis, una equis como para que sirva de incógnita a la solución de la cuadratura del círculo o al destino de España en las manos o los pies del propio Zapatero. Y el acento era, en comparación de sus respectivos ambientes, algo así como el Peñón de Ifach despeñándose sobre la letra.
Ante eso, el oficioso mentidor de Moncloa podía haber hecho una de estas dos cosas: o silbar el «gaudeamus igitur» u obsequiar a Zapatero con el Manual de Ortografía Práctica, de Miranda Podadera. Y Zapatero podría tomar ejemplo de Juan Ramón Jiménez, que todos los sonidos fuertes de la ge los escribía adrede con jota («Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas») y nadie puede decir que incurría en faltas de ortografía.
Zapatero, de aquí en adelante, debe escribir con equis todos los sonidos de la ese que viniese colocada antes de consonante. Escribir, por ejemplo: «Todas las excenas políticas de Campmany son extupendas y sólo desagradan a los extúpidos y exmirriados cerebrales». A esa manera de escribir podríamos llamarla el «incognitismo metódico», que haría juego con el estilo de gobernar del propio Zapatero, fundado en la ignorancia de lo que el Gobierno puede decidir dos minutos después de haber tomado una providencia, y sorprender así a todos los «extupefactos expañoles». En cuanto a lo de la tinta roja, tiene razón el de La Moncloa. Lo rojo siempre produce faltas, de ortografía, de tino y de gobernación, y ahora se va a cargar el «Extado».
ABC. 29 de mayo de 2005
Etiquetas: 2005, Ortografía, Zapatero
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